MEMORIAS DE UN FALLO HUMANO
El punto de partida de este film será el caso real acaecido entre 1986 y 1991 en la antigua república de Corea del Sur, en el que un asesino (al que jamás se llegó a capturar) violó y mató a 10 mujeres con edades comprendidas entre 13 y 71 años en la provincia de Gyeonggi. Ésta es una historia de contrastes entre el caso real y la adaptación fílmica, además de los mundos de proveniencia y métodos de actuación de los dos detectives principales (Park y Seo). Lo que se iniciará como una investigación poco ortodoxa, negligente e infructuosa dirigida por Park, detective de una zona rural, cambiará de derroteros cuando Seo, policía llegado de Seúl se una al caso.
La antítesis que suponen las diferentes psiques de los dos agentes, puede apreciarse tanto en lo físico como en lo mental de ambos. Donde Park es rudo, visceral, despreocupado y bromista, Seo es delicado, racional, metódico y serio. Sus diferentes puntos de vista provocarán continuos choques entre ellos que desvirtuarán su capacidad a la hora de resolver un caso que cada vez se les va más de las manos a medida que empiezan a producirse más asesinatos.
La figura del asesino, más intuida que vista a lo largo de la película, consigue impregnar y monopolizar la historia con el simbolismo del que rodea sus crímenes: la lluvia, el color rojo, las minuciosas y enfermizas vejaciones a las que somete a sus víctimas y su patente falta de escrúpulos, son sus armas para calar como personaje principal a pesar de su ausencia en la mayor parte del metraje.
Lo que comienza casi en tono cómico y jocoso (claramente intencionado para introducirnos en el mundo rural y su entorno), se torna luego en una película con mucho peso poético y dramático, para así arrastrarnos a una sórdida y densa atmósfera que pretende transmitirnos el mal inherente al ser humano y los errores que todos somos capaces de cometer sin importar nuestra condición y/o circunstancias.
Los numerosos personajes, sus fallos y caídas, y en definitiva, sus debilidades, conformarán una trama en la que las convincentes y medidas actuaciones de los principales actores nos irán dirigiendo desde la reposada paz inicial hasta la desprotección, angustia e impotencias finales con el inesperado y soberbio clímax. Una muestra de que todo es mejor si a una buena obra le pones el justo y necesario broche de oro que la complete.
La gran capacidad del director para conjugar tonos, ritmos y géneros, sumada a la poderosa pátina que confiere la bella, nostálgica y melancólica banda sonora, así como la fotografía hacen que un buen argumento y unos grandes actores se vean respaldados por un trabajo que tiene tintes de obra maestra. Y es que sólo una obra como tal podría dejarnos con la pregunta final que inspira:
¿Puede cualquier persona, por muy corriente que sea, convertirse en un despiadado y meticuloso asesino?
Definitivamente me gusta como escribes. Gracias por esta crítica. La historia es tremenda y que no le llegaran a pillar, da miedo. Reconozco mi falta de conocimientos del cine coreano como algo a mejorar, así que, tomo nota de este título.
Saludos,
Pilar
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Lo dicho anteriormente: gracias por tus comentarios 🙂
La película es una delicia, como tantos otros títulos del cine surcoreano, el cual es uno de mis favoritos. Ya iré colgando más críticas de ellos aquí para que le eches un vistazo y los añadas a esa lista personal.
Muchas gracias de nuevo, Pilar.
Un saludo
Juan Carlos
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Una crítica muy completa y a fondo, Juan Carlos, pero me falta algo esencial, que es la lectura política que propone la película. El cine de Corea del Sur ha sido modélico en sus estrategias para hablar del pasado del país sin caer en maniqueísmos. Es importante el hecho de que la acción de la película transcurra en tiempos de la dictadura militar, que el personaje de Park sea un policía proclive a la tortura y al interrogatorio violento y que el director decida mostrarlo no como un monstruo, sino como un producto del sistema y como un ser humano complejo, con su vulnerabilidad y su patetismo. Es evidente que otro de los aspectos del contraste entre los dos personajes principales sea este: uno encarna la vieja Corea y el otro a la Corea que vendrá.
Me choca el uso del tiempo verbal en la primera frase de tu crítica:
«El punto de partida ES» y no SERÁ, a mi entender.
Hubiese preferido que usaras la palabra «procedencia» a la palabra «proveniencia» y, más adelante en tu crítica, hablar de «identidad» hubiese sido más apropiado que hablar de «psique».
¿Y no crees que hubiese estado bien presentar/contextualizar al director? Recuerda que esta película supuso su lanzamiento internacional y que, a estas alturas de su carrera, ya podemos hablar de él como un autor, con rasgos distintivos tantos en sus obsesiones temáticas como en su estilo formal.
un abrazo,
jordi
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